Cada primero de diciembre Zoe encendía la primera guirnalda con la misma ilusión que cuando niña; el brillo de las luces, el olor a las naranjas que ahora podía coger de su propio árbol, el murmullo recordado de las risas familiares… Pero aquel año, aunque aún vivía acompañada, la casa permanecía silenciosa. Los amigos cancelaban Leer entrada
