Estúpido, cretino, e inútil Facebook… ¿Que por qué digo esto? Pues porque después de tres años y medio de haber salido de esa red social, el sacar nuevo libro me «exigía» cierta visibilidad en toda aquella plataforma que pudiera utilizar. Es más: era incluso posible que -más pronto que tarde- pusiera algún anuncio en ella (previo importe de su pago). Una vez decidida, no sin cierta resistencia, abrí una nueva cuenta y comencé a rellenar los consabidos datos: foto actual, nombre real (ponía «Marga Escritora» y entre paréntesis mi nombre completo), año de nacimiento, correo, país, estado civil, página web… todo veraz, a diferencia de los miles y miles de perfiles fraudulentos que pululan cómodamente por la red del amigo Mark.
Luego puse un collage de mis cinco libros, algo que ya está en Instagram (también de Zuckerberg, pero ahí no importa), y una foto de portada con mis dos últimos trabajos. Y hasta ahí llegué… cinco minutos después, y mientras aún estaba buscando contactos (solo tuve tiempo de intercambiar saludo con una antigua amiga), me cancelan y cierran la cuenta. Que dice Meta que mis datos me los idem por allí mismo… y aquí dejo el correo recibido:
Resulta que -para recuperar la cuenta- debía hacerme una selfie desde su plataforma y enviarla, para que ellos decidieran si era yo, o Perico el de los Palotes y su gato. Después de pensarlo, y aún con mayor resistencia, me digo «qué caray», y me hago el dichoso autorretrato para el ceo de Meta. Entonces me envían el segundo correo:
Mi revisión no ha prosperado: la de la selfie no soy yo (sé que no salgo tan aparente, pero oye…¡se me reconoce!), mi contenido infringe sus normas comunitarias (te tienes que reír), y hasta aquí hemos llegado. La inhabilitación es permanente por mala, violenta, o quién sabe qué (nunca lo aclaran y tienen muchísimas normas de todo tipo), o porque en la selfie he salido para pegarme dos tortas (seguro que es eso), y sanseacabó. Para más guasa me ponen un botón por si quiero iniciar sesión (¿?), y me dan las gracias por haber picado una vez más. También me ofrecen descargar mi información (las cuatro tonterías ya puestas), pero cuando lo intento, da error…
En fin, que mi reconciliación con Facebook ha sido tan innecesaria como breve, y es que hay relaciones que nunca deben repetirse en el tiempo. Si ya fue regu la primera vez… ¿para qué insistir?
¿Y tú, tienes alguna anécdota surrealista con esta u otra red social? Por mi parte nos vemos, siempre que quieras, por aquí (igual mañana me echan también de Instagram…). En esta casa serás bienvenido/a, y no necesitarás selfie…
Feliz verano.